El proceso educativo se centra en la comprensión, potenciando las capacidades de aprender y pensar, promoviendo la reflexión y el sentido crítico ante las distintas fuentes de información.
Se fortalece el proceso de aprendizaje del estudiante proporcionándole atención personalizada y grupal, mediante el trabajo en el aula, asesorías y tutorías, procesos que van interrelacionados y se potencian entre ellos.
Se resalta el carácter experiencial del aprendizaje, el cual contempla: implicación, compromiso y responsabilidad por parte de los estudiantes.
A través del trabajo colegiado de los docentes, se reflexiona sobre lo que enseñan, cómo lo enseñan, qué efectos tienen sus acciones en el aprendizaje de los estudiantes, y cuál es la relación de lo que enseñan con los aspectos epistemológicos y teórico-metodológicos de sus campos de conocimiento. De esta forma y mediante el registro sistemático se promueve el seguimiento y evaluación que favorecen la docencia.