Esa mañana nos encontrábamos hambrientas bajo el sol, éramos dos sin desayunar y con una plática pendiente sobre qué materiales podrían apoyar al Taller de Expresión Oral y Escrita como parte del Programa de Integración. El menú era variado: libros, folletos, fichas, tarjetas... en fin, una gama de posibilidades; pero pedimos unas enchiladas verdes de cuyo olor empezó a desprenderse el aroma a revista sabrosa, apetecible, que incluyera de alguna forma análisis, juegos con el lenguaje, ejercicios de los estudiantes, ensayos, poemas, entrevistas... y que diera ganas de leer y de escribir. Empezamos a visualizarla y a antojarnos de ella. Este antojo creció y se fue contagiando a varios profesores y estudiantes hasta que dijimos: ¡Va! ¡La hacemos! Muchas mentes nos pusimos a trabajar en cocinar este buffet que es el número cero de Palabrijes. El nombre se nos ocurrió al pensar que las palabras son dúctiles, plásticas y con ellas se pueden crear criaturas fantásticas y mundos inéditos. Y aquí está, lista para comerse en la modalidad que se prefiera, en clase, a solas, de un tirón, a pedacitos... como tu paladar mejor la deguste. Tiene dedicatoria para los estudiantes de primer ingreso como platillo de bienvenida, aunque toda la comunidad universitaria, estudiantes, profesores y administrativos, está invitada a su disfrute y elaboración. Convencidos de que la cultura escrita es un banquete del que podemos participar todos, Palabrijes espera ser el aperitivo que inicie la creación de una serie de materiales destinados a la formación de los estudiantes en nuestra casa de estudios.